viernes, 21 de agosto de 2020

sábado, 4 de julio de 2020

Entrevista

¿Quién es Jo Lee Myors?

Es una persona normal en un mundo “normal”.

Descríbenos tu entorno

Desde hace unos meses se compone básicamente de cuatro paredes y la pantalla de un portátil a 60cm de mis narices.

¿Tu momento preferido del día?

En Después de la señal hay un personaje que se preocupa porque está terminando la jornada y se plantea que si escribiese un diario no tendría nada que poner. Inmediatamente decide hacer algo para remediarlo. Ese es el concepto, que cada día hagas algo que valga la pena. Y después de este rollo, a lo que me preguntabas, te contesto que la siesta, salvo los días que alguien aprende algo de mí.

Dinos algún defecto real

Los países. Si lográsemos que todos fuésemos con una misma bandera y cantásemos un mismo himno, todo iría mejor, incluso habría que suprimir la bandera y el himno.

Es lo que deduje en un viaje Barcelona-Polonia, me tocó ventanilla, no paré de mirar hacia abajo y te aseguro que las fronteras no existen.

Si te referías a mí, el defecto es que soy intolerante con la impuntualidad. Lo notarás si lees Después de la señal.

¿Qué es lo que más valoras? No vale contestar la familia y la amistad.

Pues la amistad y la familia. Ahora en serio, valoro mucho la tranquilidad………….

Ya sabemos que es un tópico. ¿Con qué personaje histórico cenarías y con cuál no? Sorpréndenos.

A pesar de ser un escritor y disidente ruso, no cenaría con Anatoly Márchenko, más que nada porque no se hizo famoso por escribir sino por morir en una huelga de hambre. Y lo de irme con alguien, depende de quién pagase y de cómo me pillase el día, normalmente con Leonardo Da Vinci pero teniendo en cuenta la dificultad para resucitarlo y que hablaba italiano, si tuviese mucha hambre, me iría con Adam Richman, el presentador de crónicas carnívoras.

¿Por qué escribir un libro?

Antes de empezarlo, como muchas cosas en esta vida, lo escribí por mi hija. Me lo pidió ella. Como muchos hijos, creen que su padre es capaz de todo y me puse manos a la obra. Para qué desengañarla teniendo al tiempo como imparable aliado.

Después de escribirlo sé que es una aventura en la que he experimentado una novedosa sensación que consiste en la ilusión por compartir la obra terminada con la gente que aprecio y eso ha valido la pena.

¿Qué le dirías a alguien que se ofende con tu libro?

Que se lea otro ríe. ¡No!, Lo primero que me perdone porque no era mi intención. Estamos en una sociedad en la que si nombras ciertos colectivos eres racista, machista, intolerante y si no los nombras no eres inclusivo.

Quería escribir sobre el confinamiento. Todos teníamos sentimientos inusuales a unos niveles de intensidad inexplorados. A eso le añadimos las miles de tragedias familiares que se producían y era evidente que no quería bromear con asuntos tan serios. Tampoco quería que fuese un libro triste, ¡ya hemos pasado bastante! ¡Ahí estaba el reto! Utilizar el sarcasmo para narrar toda situación que pareciese anormal y conseguir un relato en el que se entremezclasen la seriedad de la situación con situaciones absurdas nacidas de parodiar la realidad.

¿Descartas escribir más?

Me gusta escribir. Lo que no quiero es escribir tochos de 500 páginas, fundamentalmente porque ni yo me lo leería. Prefiero sacar 3 novelas cortas que “El tocho”, aunque hoy en día se lleva mucho describir a un personaje durante 4 páginas y que las 4 siguientes sean sus zapatos. A mí eso no me aporta nada, no lo veo necesario, salvo que intencionadamente quiera causar en el lector una sensación de sopor respecto a algo. También depende de la aceptación que tenga Después de la señal. Más que los ejemplares vendidos, me importan las opiniones de los que conozco. Sé que serán sinceros y, desde luego, si consigo agradar a mis personas favoritas, amenazo seriamente con seguir dando la tabarra.

 

 


Contraportada

Ya tenemos la contraportada y las ganas de compartir el libro con todos vosotros. Queda poco.